En todas las grandes ligas de cualquier deporte existen dos clases diferentes de equipos. Los primeros son los que tienen más presupuesto, los poderosos, y los segundos son que tienen menos presupuesto, los más débiles.
Para los poderosos siempre es más fácil ganar los partidos y los títulos. Tienen más recursos, más presupuesto para hacer grandes fichajes, más repercusión en los medios, más seguidores....En definitiva, tienen muchísimas más posibilidades para conseguir sus objetivos.
Sin embargo, para los más débiles es muy difícil ganar partidos y practicamente imposible ganar algún título. Sus recursos son limitados, tienen un pobre presupuesto para hecer fichajes con garantías, tienen pocos hinchas, una escasa presencia en los medios. En resumen, para ellos todo es más complicado.
Por eso, los débiles, los humildes, tienen que esforzarse el doble, incluso el triple, para intentar lograr lo mismo que los ricos y poderosos. Y aunque luchen mucho, no es garantía total de éxito en sus objetivos.
A veces suena la flauta y si hacen bien su trabajo, son profesionales y tienen mucha suerte consiguen mojarle la oreja a sus vecinos millonarios. Pero eso sucede en contadas ocasiones.
En fin, como la vida misma....